La gamificación es una de las metodologías más interesantes en el proceso de enseñanza aprendizaje. Además de mejorar el clima en el aula, hace que el aprendizaje del alumnado sea motivador, fomente su creatividad, y sea más divertido.
Esta metodología, prácticamente se puede usar en todas las asignaturas. Y aunque requiera de una preparación inicial por parte del docente, los resultados son excelentes.
Hoy os traigo el ejemplo de una clase de Inglés.
Mi compañera Blanca González, profesora de Inglés en Bachillerato, ha trabajado esta semana las condicionales en dos sesiones. Comenzó con una en el jardín del centro, donde los alumnos identificaron los tipos de condicionales y sus funciones comunicativas. Para ello formaron parejas con oraciones complementarias y después se situaron literalmente en el tipo de condicional a la que pertenecían. Una vez ubicados, les entregó un conector similar a «if» y reorganizaron las frases que tenían. Por último, en grupos de tres hicieron ejercicios en sus cuadernos.
En la segunda sesión, una vez corregidas las actividades, dividió la clase en cuatro grupos a los que se les entregó un set de piezas de Lego con la gramática correspondiente. Juntos crearon un mosaico original que contiene las reglas que ellos dedujeron. El propósito de estas actividades es que los alumnos repasen y afiancen su inglés con dinámicas visuales, trabajando de forma colaborativa y con un material que pueden manipular, potenciando así su creatividad.